Algunas experiencias pueden desencadenar baja autoestima e inseguridad en la población infantil y esto además puede ser una de las dificultades más frecuentes a las que se enfrentan los padres de estos niños.
La autoestima es la conciencia del niño de su propio valor, de quererse y aceptarse tal y como es. Es un elemento básico en la formación de la identidad del niño… ¿y cómo podemos observar si un niño tiene una baja autoestima? Algunos de los síntomas más característicos a mencionar son: pueden ser niños con una constante búsqueda de atención; muy hipersensibles, no soportan críticas y comparaciones de los demás; niños irascibles, violentos o agresivos; en otros casos tienden a aislarse y presentan dificultades en las relaciones sociales y familiares, entre otras posibles características.

Por lo tanto, la autoestima es un elemento crucial para que el niño pueda desarrollar una vida plena y sana, con un adecuado bienestar psicológico. Es importante actuar en el momento que detectamos que un niño pueda estar presentando algún problema, ofreciéndole ayuda en todo momento, un adecuado acompañamiento y apoyo a los padres, evaluando constantemente aquellos aspectos que rodean al niño que pueden estar interfiriendo en la creación de un autoconcepto negativo de si mismo.
Un aspecto clave a desarrollar serán las estrategias de comunicación para que los niños puedan trasladar sus miedos a sus padres para poder ayudarles en la gestión emocional de aquello que les provoca inseguridad, reforzando en todo momento los logros que van obteniendo, haciendo así que incrementen su autoestima.